11 septiembre, 2011 Enlace a ‘Dos corazones y una misión’
En la zona este de Kinshasa, la capital de RD Congo, se encuentra la comuna de Kimbanseke. Parte de esta comuna es campo que viene siendo habitado desde hace un par de décadas. En esta zona rural de Kinshasa, donde las casas no tienen agua corriente ni luz y sus vecinos carecen de casi todos los servicios básicos, viven los religiosos de los Sagrados Corazones. Allí encontramos a Antonio Riaño y Pilar Sánchez. Ellos tuvieron el privilegio, reservado a unos pocos, de poder vivir y trabajar en este continente de las sorpresas. Allí se dejaron la piel y parte del alma. El reportaje de esta semana cuenta su historia.
Entregados a África
Antonio Riaño llegó a Kinshasa hace casi 30 años. Fue pasando por diferentes parroquias de la capital hasta que, en los noventa, abrieron una casa en este barrio que comenzaba a poblarse. Recorrerlo con él es comprobar cómo la gente le quiere. Antonio es el último español –por ahora- de los Sagrados Corazones en Congo. Desde que la Congregación se abrió en los años ochenta a las vocaciones nativas muchos jóvenes congoleños llamaron a sus puertas. Hoy, son mayoría. Pilar Sánchez llegó a Congo a principios de los ochenta, en los tiempo turbulentos en que Mobutu Sese Seko gobernaba el país. Esta misionera salmantina es enfermera y buena parte de su trabajo en Congo lo desarrolló en el campo de la sanidad. Ahora se dedica, entre otras cosas, a curar a enfermos del barrio que no pueden moverse de sus casas.
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